Corren por las calles, con la cola metida entre las piernas y las orejas atornilladas. Sus ojos dan vueltas ansiosos, buscando seguridad. Algunos lloran y se quejan mientras huyen, su miedo palpable en el aire. ¿Qué es eso? La fuente de su terror no está clara, tal vez sea un ruido fuerte, una presencia amenazante, o simplemente una respuesta instintiva al peligro. Sea cual sea la causa, los perros de Vovchansk están nerviosos, sus instintos les gritan que corran, corran, corran. ¿Qué es eso? A medida que desaparecen en la distancia, sus colas desaparecen en las esquinas y callejuelas, las calles de Vovchansk quedan misteriosamente tranquilas. El único sonido es el eco de sus pisadas, que se desvanecen en la distancia mientras buscan refugio de cualquier amenaza invisible que los haya despertado. Observarlos es un medio para comprender que en esta ciudad del norte de la región ucraniana de Kharkov, cerca de la frontera rusa, las puertas del infierno se han desatado. Los animales que se mantienen como compañeros…