Un señor de buen ver y gabardina cara se dispone a salir del hotel. Va con prisas y gafas empañadas. Quizá también estén sucias. Al pasar por recepción a dejar las llaves —imposible llevárselas a ningún sitio pues pesan demasiado—, un concierge le…
Un señor de buen ver y gabardina cara se dispone a salir del hotel. Va con prisas y gafas empañadas. Quizá también estén sucias. Al pasar por recepción a dejar las llaves —imposible llevárselas a ningún sitio pues pesan demasiado—, un concierge le…