Seguía lloviendo fuera, sobre el maltrecho césped del estadio de Ginebra, como casi todo el domingo, como todo el partido, y en uno de sus pasillos, ya a resguardo, Joselu saboreaba el regusto de un partido de brega. Una noche como otras muchas…
Seguía lloviendo fuera, sobre el maltrecho césped del estadio de Ginebra, como casi todo el domingo, como todo el partido, y en uno de sus pasillos, ya a resguardo, Joselu saboreaba el regusto de un partido de brega. Una noche como otras muchas…