A los toros hay que matarlos, y Damián Castaño falló reiteradamente en la suerte suprema en sus dos toros después de dibujar dos faenas de parecido corte, basadas en la naturalidad, la torería y el buen gusto. Con el escaso público asistente a…
A los toros hay que matarlos, y Damián Castaño falló reiteradamente en la suerte suprema en sus dos toros después de dibujar dos faenas de parecido corte, basadas en la naturalidad, la torería y el buen gusto. Con el escaso público asistente a…