En lo alto de la torre Guinigi, donde crece un poético penacho de encinas a 45 metros del empedrado medieval, un elfo se atusa el azulado flequillo tras sus orejas puntiagudas. Pone morritos y se hace un selfi. Mientras, en los túneles subterráneos…
En lo alto de la torre Guinigi, donde crece un poético penacho de encinas a 45 metros del empedrado medieval, un elfo se atusa el azulado flequillo tras sus orejas puntiagudas. Pone morritos y se hace un selfi. Mientras, en los túneles subterráneos…