Andrés Iniesta podría jugar desnudo, por supuesto sin botas ni porterías, necesitado solo de la pelota con la que ha conquistado el mundo con su aura y fútbol de seda, ligero y sensible como un pájaro, humilde desde niño, cuando quedó atado de…
Andrés Iniesta podría jugar desnudo, por supuesto sin botas ni porterías, necesitado solo de la pelota con la que ha conquistado el mundo con su aura y fútbol de seda, ligero y sensible como un pájaro, humilde desde niño, cuando quedó atado de…