El lunes seguían agitadas las aguas del lago de Zúrich, aún estremecidas, como la memoria de los testigos, por la belleza y la desmesura de la última obra maestra de Tadej Pogacar, la absoluta, la locura genial que le llevó al arcoíris. La…
El lunes seguían agitadas las aguas del lago de Zúrich, aún estremecidas, como la memoria de los testigos, por la belleza y la desmesura de la última obra maestra de Tadej Pogacar, la absoluta, la locura genial que le llevó al arcoíris. La…