Hay dos peligros que siempre acechan a los franceses cuando van por el mundo, y todavía más a los parisinos. Uno es ser ridículos. El otro, arrogantes.Seguir leyendo
Hay dos peligros que siempre acechan a los franceses cuando van por el mundo, y todavía más a los parisinos. Uno es ser ridículos. El otro, arrogantes.Seguir leyendo