Con la minuciosidad y el sentido del deber, y la precisión, propios de un calígrafo, y el orgullo de quien se sabe muy bueno en lo que hace, y de su tipografía única, qué magnífica letra, Tadej Pogacar, el mejor ciclista del mundo,…
Con la minuciosidad y el sentido del deber, y la precisión, propios de un calígrafo, y el orgullo de quien se sabe muy bueno en lo que hace, y de su tipografía única, qué magnífica letra, Tadej Pogacar, el mejor ciclista del mundo,…