No recuerdo la marca del camión, pero reconocía el petardeo de su motor a distancia y, además, sabía el día que cada semana descargaba las balas de virutas de paja, de 10 kilos cada una, en el almacén de mi padre: los miércoles…
No recuerdo la marca del camión, pero reconocía el petardeo de su motor a distancia y, además, sabía el día que cada semana descargaba las balas de virutas de paja, de 10 kilos cada una, en el almacén de mi padre: los miércoles…